jueves, diciembre 22, 2005

El Paraíso en la otra esquina

Le preguntaron cuánto de inspiración había en sus novelas y el respondió: diez por ciento; el noventa por ciento restante es transpiración. Es, sin duda, una figura controversial pero no por la calidad o argumentación de sus obras sino por sus convicciones políticas, expresadas a veces con acritud, y por sus opiniones personales sobre la realidad que tan admirablemente retrata. Un importante sector de la población peruana lo mira con recelo y hasta lo rechaza y en los últimos 25 años se ha ganado fama local y mundial de derechista, conservador y liberal a ultranza. Todos saben quién es pero muy pocos conocen, en verdad, la profundidad y vastedad de su obra, la disciplina de hierro con la que ha sido construida y la honestidad profesional y personal que la sostiene.
Prolijo investigador y corrector infatigable, arma, primero, lo que él llama un magma, documento varias veces superior en volumen al que finalmente verá la luz. Visitas a los escenarios de sus historias, conversaciones interminables con los testigos de los hechos que va a narrar, análisis crítico y pormenorizado de una multitud de documentos alusivos y un trabajo personal de hormiga realizado con la puntualidad y la angustia de un asalariado, perfilan el gran borrador de cada una de sus novelas. Todo ello, sin descuidar, por cierto, las crónicas periodísticas, los ensayos literarios y sociológicos, las conferencias y discursos que tiene que pronunciar por doquier y hasta sus propias memorias que se van acumulando en libros que sus admiradores y detractores leen con inusitado interés. Marcado por el autoritarismo de su padre a quien llamó: ése señor, en El Pez en el Agua, ha exorcizado en sus novelas los demonios de toda su vida y lo ha hecho con integridad ejemplar, interpretando, como muy pocos en el Perú y en Latinoamérica, el drama y la frustración de un ser individual y colectivo que se mueve entre el amor y el odio, entre la perplejidad y el arrojo, entre la utopía y la desesperación. Ha escrito novelas memorables y ha dado vida a personajes que ya están en el alma y en la imaginería popular. No ha ganado el Nóbel este año y es probable que no lo gane nunca, a juzgar por el tinte político que este premio, en el área literaria, lamentablemente tiene. Sin embargo no hay escritor de habla hispana que lo merezca más que él. Desde sus primeros libros de cuentos hasta sus últimas novelas no ha hecho sino buscar con una tenacidad inquebrantable el paraíso en la otra esquina, seguro de que éste paraíso (al igual que todos) no está allá ni más allá ni en ninguna otra parte y con la firme convicción de que puede construirlo (pero no derribarlo), al menos una vez, con las milagrosas palabras.

Jorge Alania Vera

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

porque todo hasta abajo???????????? se ve mal, estaba mejor tu otro blog

7:43 p. m.  

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