jueves, diciembre 15, 2005

Cuando crecimos engañados en el país de mamá y papá

Entré al consultorio, me quité el piloto, lo colgué en el perchero, miré durante unos segundos cómo se iba mojando la alfombra y avancé hasta el diván. Me senté; no estaba en condiciones de acostarme.

Si en esa sesión no miraba a la cara a mi analista, no hubiera sido capaz de emitir una palabra. Sabía que lo que había descubierto podía cambiar el curso de mi terapia. Percibía que por primera vez estaba a punto de descifrar por qué me afectaba tanto no entender la realidad,algo que les pasa también a muchos políticos sólo que a ellos no les importa.

Mirándolo a los ojos, le dije a mi terapeuta: “Mi mamá y mi papá me engañaron todo el tiempo”. Y sin dejarlo pestañear fui desarrollando el nudo de mi angustia. Y no fueron mentiras así nomás.

Yo puedo perdonarles que me hayan asegurado que si tomaba la sopa iba a crecer, pero no esas calumnias que afectaron mi vida para siempre. Con la carga adicional de saber que no estaba recordándolas todas, comencé a enumerar las que aún resonaban en mi atormentado cerebro:

  • Si te pasa algo en la calle, llamá a un policía, él te va a ayudar. Los ladrones le tienen miedo a la policía.
  • Juez no es cualquiera, primero tiene que demostrar su honestidad y que es el mejor en lo suyo.
  • Para integrar un partido político tenés que tener la misma línea de pensamiento que el resto de tus compañeros.
  • Si querés ganar mucha plata tenés que trabajar muy duro.
  • El que roba va a la cárcel.
  • Las Fuerzas Armadas son las encargadas de defendernos en caso de una agresión extranjera.
  • Los periodistas tienen que ser objetivos y en ningún momento mostrar su ideología, sólo tienen que informar y eso sirve para formar. Si lo dijeron por la tele, es verdad.
  • Al final siempre ganan los buenos.
  • La Argentina es un país rico, vos plantás un palo de escoba y crece una planta, por eso acá nadie se muere de hambre. Acá no trabaja el que no quiere.
  • Éste es un país de inmigrantes, el que llega no se quiere ir más.
  • El Banco es el lugar más seguro para guardar la plata.
  • El cliente siempre tiene razón.
  • Si sos honesto siempre te va a ir bien en la vida.
  • Mis derechos terminan donde comienzan los de los demás y viceversa.
  • Los políticos son los representantes del pueblo.
  • La escuela pública es la mejor, a las privadas van aquellos a los que no les da la cabeza para estudiar.
  • Un presidente, cuando asume, declara su patrimonio, y cuando termina su mandato no puede tener más que cuando asumió.
  • Después de las elecciones, el candidato que perdió se pone a disposición del que ganó para ayudarlo.
  • Ningún país se puede inmiscuir en asuntos internos de otro.
  • Todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones.
  • Nos tienen bronca porque somos los mejores.
  • Como se come acá no se come en ningún lado.
  • Los países ricos ayudan a los países pobres.
  • La esclavitud se terminó hace rato y está prohibido que los chicos trabajen.
  • Después de trabajar toda la vida, el premio es que podés jubilarte y vivir sin laburar.

Al llegar a ese punto, me arrepentí de verle la cara a mi terapeuta, él también estaba llorando mientras hacía añicos el retrato familiar que hasta ese día cuidaba como un tesoro.

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Fragmento del libro "Sesiones Extraordinarias" de Jorge Guinzburg publicado recientemente por Editorial Norma. El libro reúne las columnas semanales que el autor escribe "desde el diván" o en camino a su sesión psicoanalítica y retrata con incisivo humor a la Argentina actual y los sueños y angustias de sus ciudadanos.

Fuente: Diario Clarín. (archivo en formato pdf)