martes, mayo 16, 2006

Wu Ming y el Copyleft

Un futbolista negro y un chino anónimo tienen mucho que ver. En sus nombres se esconde un movimiento cultural que desafía al sistema y que defiende el libre derecho a acceder a los bienes culturales. Sepan qué es el copyleft y cómo usarlo en su propio provecho.

"Los monjes que, durante el medioevo, copiaron y salvaron los libros antiguos, hoy estarían perseguidos por la ley ." Este argumento a favor de la copia como forma de salvaguardar la cultura pertenece a Wu Ming 1, integrante del grupo Wu Ming. A pesar de su nombre chino (que en mandarín significa "sin rostro" o "anónimo"), los Wu Ming nacieron en Italia. No son exactamente anónimos ya que sus nombres son conocidos (por ejemplo, el autor de la cita se llama Roberto Bui); simplemente, rechazan la idea de un autor único, un concepto que haría las delicias de Jorge Luis Borges si no fuera porque detrás de este anónimo chino se encuentra un grupo de activistas anti-sistema.

Nuevas guerrillas
En un principio fue el Luther Blissett Project. En los ´80 había en el Milan un futbolista negro que se llamaba Luther Blissett. Proveniente del Tercer Mundo, el para nada habilidoso Blissett fue objeto de la intolerancia de la hinchada del Milan que lo insultaba en cada partido. Luther Blissett hubiera pasado con pena y sin gloria por Italia si no fuera porque un grupo de jóvenes intelectuales italianos lo adoptaron como nombre.

En 1994 nació el Luther Blissett Project, un seudónimo de uso múltiple que adoptaron escritores, activistas, hackers y todos aquellos que se identificaban con la actitud desafiante del proyecto: atacar las bases de la credibilidad del sistema, desarmar la compleja trama construida por la ideología capitalista para perpetuarse y también para reprimir cualquier posición crítica.

Los años ´90 fueron muy especiales política y culturalmente en Italia. Por un lado, se acentuó el crecimiento de la derecha, ya fueran expresiones fascistas como la de Umberto Bossi, o posiciones más "menemistas" como la de Silvio Berlusconi. Pero por otra parte, también resurgió la izquierda "post caída del muro de Berlín". Refundación Comunista agrupo a la vieja izquierda aggiornada aunque los fenómenos más interesantes se dieron en grupos pequeños, no siempre articulados, que conformaron el movimiento antiglobalización. El Proyecto Luther Blissett puede ser ubicado en este último grupo.

Luther Blissett creó escritores, inventó obras literarias y trayectorias, fabuló noticias falsas que los medios tomaban por buenas. A la vez, se solidarizaban con las víctimas del sistema, denunciaban, atacaban. Reivindicaban la definición de "guerrilla" que había escrito Lawrence de Arabia para la Enciclopedia Británica. Luther Blissett era un guerrillero de cabeza múltiple que se movía por el ciberespacio y por los medios de comunicación con la misma comodidad que las fuerzas vietnamitas en la selva o los árabes en el desierto.

Alguien creyó ver detrás de todo esto a Umberto Eco. Se dijo que Luther Blissett era el autor de El nombre de la rosa. Tal vez porque el Luther Blissett original provenía de Bolonia, cuya universidad cuenta con Eco entre los profesores más destacados. Tal vez porque Luther Blissett llevaba a la práctica la guerrilla semiológica de la que hablaba el escritor.

Pero no era Umberto Eco sino cientos de activistas los que se hacían llamar Luther Blissett. Entre ellos, entre los más antiguos, se encontraban cuatro jóvenes estudiantes que escribieron una novela a ocho manos llamada Q. Esta novela (deudora sí del espíritu de las novelas de Eco) era un fresco de la Europa en tiempos de la Reforma aunque con un espíritu muy actual. La novela fue publicada en 1998 por Einaudi y se convirtió en un best-seller traducido a varios idiomas (entre otros, al español). En 1999, por medio de un "suicidio ritual", los fundadores de Luther Blissett terminan con él. Igualmente, su nombre se sigue reproduciendo en Internet.

Copiar y copiar
Poco tiempo después, los Luther Blissett se convierten en Wu Ming. A los cuatro autores de Q se le agregó un quinto integrante. A diferencia del Luther Blissett Project, Wu Ming no es un pseudónimo abierto a quien quiera sino que se limita a sus cinco integrantes. Ya no hacen actividades de sabotaje sino que escriben artículos y narraciones. Se han levemente tranquilizado o adaptado, pero en fin… ¿quién no cumplió alguna vez treinta años?

Sin embargo, lo que Wu Ming no perdió con respecto a Luther Blissett es su capacidad crítica y su inteligencia para observar la realidad en general y la actividad cultural en particular.

La producción de Wu Ming ha sido bastante extensa en estos primeros cinco años de existencia. Algunos integrantes publicaron novelas, cuentos, ensayos. En conjunto han publicado una novela, 54, que fue traducida también al español por Mondadori. Si cinco autores parecen demasiado, muchos más son los protagonistas de esta novela coral que transcurre en 1954 con personajes de Hollywood, de la mafia italiana, de la resistencia yugoslava y otros seres de orígenes aún más oscuros.

En el núcleo de la ideología de Wu Ming (que ya estaba presente en Luther Blissett) está el copyleft, una vuelta de tuerca sobre el copyright. Un concepto proveniente de los programadores que defienden el software de "código abierto" (open sourse).

A diferencia del software común de licencias (como el que vende Microsoft) se contrapone este software libre que puede utilizar y modificar cualquiera. Un ejemplo son los sistemas que funcionan en Linux. Países como Brasil o Alemania se han cansado de pagar licencias de uso a Microsoft y han pasado todo su sistema informático a Linux que es gratuito y mucho más seguro.

Uno de los padres del software de código abierto, Richard Stallman, explicó: "El copyleft usa las leyes sobre copyright, pero las voltea para que cumplan una finalidad contraria a la que les fue asignada: en lugar de ser un medio para privatizar software, se convierte en una forma de mantener el software libre. La idea central del copyleft es dar a todo el mundo el permiso para usar el programa, copiarlo, modificarlo y distribuir las versiones modificadas, pero no el permiso para añadir otras restricciones."

Es decir, uno puede hacer lo que quiera con algo que tenga copyleft salvo dos cosas: apoderárselo para su uso exclusivo o sacar una ventaja económica cobrando derecho de uso. El autor que utiliza el copyleft concede todos los derechos que él posee sobre su obra al resto de las personas.

Los libros que publica Wu Ming llevan la siguiente declaración: "Está permitida la reproducción total o parcial de esta obra y su difusión telemática siempre y cuando sea para uso personal de los lectores y no con fines comerciales".

Las obras con copyleft no forman parte del "dominio público" (como los clásicos, por ejemplo) sino que autorizan su libre reproducción por todos los medios y formatos (digitales, fotocopias, etc.). Pero cuando alguien intenta hacer un producto comercial (ya sea una editorial, un estudio de cine), los autores negocian sus regalías como cualquier hijo de vecino.

Según Wu Ming "cuando se inventó el copyright, hace tres siglos, no existía ninguna posibilidad de ´copia privada´ o de ´reproducción sin ánimo de lucro´, ya que sólo un editor tenía acceso a la maquinaria tipográfica. Los demás estaban obligados a renunciar al libro si no podían comprarlo. El copyright no era percibido como anti-social, era el arma de un empresario contra otro, no de un empresario contra el público."

El copyright no defiende el derecho de los escritores o músicos, sino el de las empresas que monopolizan la circulación de saberes. La defensa del copyleft lleva a la reivindicación de aquellos que hacen copias sin lucrar con los derechos de la obra. Si alguien fotocopia un libro para un tercero y sólo le cobra el valor de las fotocopias, para los partidarios del copyleft, no hay delito. Sí lo hay si cobra un plus.

La práctica más extensiva del copyleft se encuentra en Internet, en el intercambio de libros, música y películas por medios gratuitos (programas de intercambio, sitios sin ánimo de lucro). Incluso prácticas consideras ilegales (como la utilización y copia del software pago) pueden ser entendidas como una defensa del copyleft.

Wu Ming 1 cita a Richard Stallman cuando afirma: "hay quienes, gracias al cielo, están trabajando para preservar nuestra cultura y transmitirla a nuestros descendientes y no se trata de una institución, una biblioteca o una agencia del gobierno: son los piratas informáticos."

¿Qué duda cabe que el disco rígido en el que escribo esta nota va a durar menos que la piedra en la que fueron grabados los jeroglíficos del Antiguo Egipto? ¿Cuánto tiempo sobrevivirá la hoja que estás leyendo en comparación a los dibujos de las cuevas de Altamira? Muy fácilmente va a perderse nuestra cultura si dejamos que el copyright limite la circulación de los que nosotros mismos producimos.

Sólo nos queda copiar y copiar, actualizar formatos, universalizar el acceso de la cultura, la información, las tecnologías y los conocimientos científicos. Sólo así no nos hundiremos en la ignorancia, la pobreza y, finalmente, en el olvido de las generaciones futuras. Y en esa lucha, el copyleft está de nuestra parte.

Por Sergio S. Olguín


Sitios:
http://www.lutherblissett.net/
http://www.wumingfoundation.com/
http://www.gnu.org/home.es.html